Roberto Palma, tamborero de toda la vida: sus aportes a la música de Carnaval
Acompañó al ballet de Sonia Osorio, a Totó la Momposina, Carlos Franco, Gloria Peña y “Batata”.
Por Álvaro Suescún T.
A los 93 años se ha despedido el maestro Roberto Palma. Con su música hizo altos en el camino en medio mundo, siendo animador del ballet de Sonia Osorio, también de Totó, la Momposina, de la Escuela Folclórica de Carlos Franco y del ballet de Gloria Peña.
Hubiera sido de muchos más si hubiera querido, pero bajó las velas para asentarse en la tierra firme de su grupo de millo, al que llamó Palma africana. Alegre y bullicioso como era, solía acompañar en los desfiles de la Batalla de flores a la cumbamba “El Gran Carajo”, de Beatriz Ospino donde estuvo durante diez años, y después a “La pollera colorá”, de MaxVisbal, durante veintitrés, y con ellos se cansó de ganar Congos de oro sucesivamente en los Carnavales de Barranquilla.
Su comienzo fue con Juancho De Ávila, cumbiambero de Sabanalarga. En 1940 lo convenció para que se fuera a tocar el guache a "Los Corralitos", su grupo de cumbia. Cuatro años más tarde Mariano De la Hoz, baranoero y dueño del otro grupo formal de cumbia que disputaba con La cumbia Soledeña el estrecho mercado local de fiestas y fundingues, se lo llevó para que cantara y sonara las maracas. Su ajetreo musical era los días festivos, el resto de la semana tiraba pala mezclando cemento desde muy temprano.
Fue en 1966, estando en a cumbia de Cayetano Hernández, tenía 35 años, cuando se encontró con Paulino Salgado, el negro Batata y, poniendo a prueba susafinidades, se unieron para consolidar un nuevo grupo llamado “Paulinoy Roberto, Palma africana”, el mejor durante mucho, muchísimo tiempo,compartiendo con su compadre, heredero de la dinastía palenquera delos Batata y, años después, con Jorge Palma, su hijo, a quien Batataconsideraba el mejor de sus alumnos, privilegio tambolero compartidocon Yamil Cure, siempre en la voz autorizada de Batata.
Por esos días se tropezaron con Sonia Osorio. Después de hacerles una prueba de destrezas acerca de manejo y conocimiento de la música folclórica, sus respuestas rítmicas fueron suficiente para trabajar en las presentaciones de su ballet folclórico en el Country Club y en el teatro Metro con alucinantes coreografías de Alejandro Obregón.
Poco a poco El Ballet de Colombia, alzó vuelo. Con Sonia Osorio hicieron una gira por el interior del país, y terminaron viajando a Estados Unidos, Francia, Italia,Brasil, Ecuador, y a Trinidad Tobago. En una nueva gira, que se prolongó durante 4 meses en 1968,fueron a Rusia y terminaron exhaustos después de dos semanas en Italia.
Al regresar a Colombia el afamado ballet con sus nuevos pergaminos se estableció en Bogotá. Roberto soportó incólume dos años hasta que lo venció la nostalgia por el sol de El Valle, su barrio de toda la vida en Barranquilla. Batata, su compadre querido, se quedó en Bogotá.A Pacho Bolaño, gran personaje del folclor nacido en Arroyo de Piedra, lo conoció en 1974 tras una presentación en el hotel El Prado, yse fue a trabajar con él acompañándolo en sus lecturas de poesía y en sus cantos del folclore. Fueron más de 30 presentaciones, al cabo de las cuales por muchos motivos lo recomendó con Gloria Peña para ingresar a su grupo de danzas, completando su nómina con unos músicos de Soledad.
Como si hubiera querido dejar todo en orden, esa misma semana murió Pacho Bolaño, grato poeta que escribió las más brillantes páginas de nuestro folclor. Con Gloria Peña viajaron tres veces a Estados Unidos, también estuvieron en Bélice y Trinidad Tobago, hicieron presentaciones en todo el país, hasta 1981.
En un abrir y cerrar de ojos habían pasado 7 años.Queda pendiente la tarea de rescatar los cantos del maestro Palma, los de Carlos Franco, los de Pacho Bolaño, algunos de los cuales fueron grabados para Bernardo Guzmán, el fundador de la cumbiamba El Gallo Giro.
En este grupo también estuvo Roberto Palma en sus primeros cuatro años, cuando el maestro Bolaño acompañaba con funciones de director artístico. Bailaba serenito y fue de él la idea, que aún mantienen las cumbiamberas de este grupo, de llevar en equilibrio mientras desfilan una botella en la cabeza.
Guzmán organizó la cumbiamba, Palma se encargaba de la música y era el maestro Pacho el responsable de las maneras correctas del baile.Sin que eso signifique demeritar las anteriores, la experiencia con Carlos Franco tal vez fue la mejor, por el cúmulo del aprendizaje.
En 1982 los invitó para integrar la delegación cultural que recibiría en Suecia el premio Nobel para García Márquez.
Jorge Palma, no tuvo inconvenientes, él, en cambio, se complicó por su alto sentido de responsabilidad. Sus labores paralelas en el área de la construcción le impidieron cristalizar ese sueño, pero dos años después, en septiembre del 84, se repitió la invitación de Carlos Franco, esta vez a Francia, se presentaron en Dijón, Beugne y Lombardía en La Borgoña, de ahí fueron llevados a los actos de la semana cultural del periódico Le Humanité, acompañados de Benigna Solís, y José Antonio Torres, Gualajo,destacados músicos del Pacífico.
Un año más tarde, en agosto estuvieron en Arequipa y Lima, Perú, en el Festival Internacional de la Danza Ver a Roberto Palma de regreso de sus giras, cargado de regalos para sus nueve hijos motivó a los menores para ingresar al grupo y aprender música.
Mucho se le debe a este maestro de la construcción del folclore en sus aportes al carnaval barranquillero. Hoy lo despedimos como a uno de los grandes de nuestros saberes ancestrales.